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Nunca más nos besaremos


Publicado el : 17 de Noviembre de 2023

En : General

Por Pablo Regent, profesor del IEEM

Nunca más nos besaremos, ni nos abrazaremos, ni volveremos a saltar juntos en un concierto o en la Ámsterdam. Cosas como estas se daban por hecho. Eran los tiempos duros de la pandemia. En Uruguay, al igual que en todo el mundo, aquella crisis nos volvió a sumir en un error que las personas cometemos una y otra vez, no importa el lugar o la época en que vivamos. No hablo de otra cosa que esa incapacidad de mirar la vida con perspectiva histórica, entendiendo que lo que hoy parece el fin de todo dentro de un cierto tiempo habrá que leerlo en los libros de historia para recordarlo. No había pasado ni un par de meses desde que el scorecard de casos positivos se había dejado de publicar que ya el estadio se llenaba, las fiestas reventaban de lo repletas que estaban y el mate comenzaba a ser compartido como siempre lo fue en nuestra comarca.

Pero que la vida haya retomado su curso como antes venía siendo no debe confundirse con que el mundo actual no haya sufrido cambios. En particular, en lo que tiene que ver con el trabajo remoto. Antes de la pandemia había trabajo remoto, pero el mismo estaba circunscripto a tareas concretas donde la base de la misma era la existencia de entregables muy bien definidos. La forma de relacionamiento era muy transaccional y hasta los sistemas legales en los que se amparaban tendían más a la relación entre entidades autónomas que a relaciones laborables estables. La pandemia cambió mucho esta realidad. Al principio por necesidad y luego por costumbre, infinidad de relaciones laborables permanentes pasaron a llevarse adelante vía pantalla.

Como todo cambio, este también trae cosas positivas a la vez que de las otras. No es el objetivo centrarse aquí en la suma algebraica de pros y contras, pero sí poner foco en algo que ha recibido muy poca atención y que comienza a mostrar que algo nos hemos olvidado. Me refiero al enorme error de asumir que la función de liderazgo se lleva adelante a través de una pantalla de la misma forma que se lo hace cuando jefes y subordinados conviven en un mismo espacio físico. Liderar y ser liderado es algo que trasciende la mera coordinación, control y ejecución de tareas. Hay una cantidad de pequeños detalles que posibilitan que las virtudes de un buen liderazgo se hagan presentes debido a las oportunidades que el “cruzarse” en los pasillos facilita. Hace tiempo me gusta referirme a esto como managing by walking. Hay mucho que se puede hacer a partir de la información que se recoge viendo posturas en la silla, orden de escritorios, ambiente o simplemente humor en una oficina compartida. Ni que hablar de observar las dinámicas de un almuerzo de trabajo.

La pantalla permite muchas cosas, pero no permite nada en relación a la sentencia de don Antonio Valero, fundador y primer decano del IESE, que con el tiempo muchos aprendimos a valorar: el roce engendra cariño. Las personas somos gregarias, seres sociales. Cuando se nos permite interactuar en forma descontracturada, muchas cosas buenas suceden. Cuando en una organización privamos a sus miembros de ese relacionamiento natural, lo primero que debemos saber es que algunas cosas buenas no van a pasar y otras malas comenzarán a suceder. Como el trabajo a distancia va a seguir estando entre nosotros, se impone que aprendamos a liderar en un nuevo entorno.

Lidertancia es un nuevo concepto, una palabra que resume los dos componentes de esta nueva exigencia: liderazgo + distancia. Sobre esto hay que trabajar, sobre esto hay que aprender. Como todos los conceptos útiles en la dirección de empresas, nunca se desarrollan a partir de un proceso deductivo, sino que se los formaliza inductivamente a partir de experiencias de empresas y personas que en la vida real han ido encontrando buenas prácticas.

En el IEEM consideramos este desafío tan relevante que hemos decidido que sea uno de los tres nuevos componentes que justifican el signo + que acompaña a nuestro MBA. La lidertancia es un proceso abierto; estamos en un momento de exploración, reflexión, prueba y error. Esto es ahora, mañana se volverá un modo imposible de ignorar. Mejor estar entre los primeros en aprehenderlo.


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